Boca de Potrerillos
Boca de Potrerillos fue un lugar
estratégico para la residencia estacional de grupos indígenas cazadores
recolectores, quienes desde hace 8,000 años, aprovecharon un pretérito entorno
natural abundante en recursos bióticos y materias primas con las que elaboraron
numerosas herramientas e instrumentos que facilitaron su vida cotidiana y
ritual. Destacan ornamentos de concha, hueso y piedra, así como la elección de
lugares estratégicos para el enterramiento de sus muertos. Dichas actividades
denotan un estructurado ordenamiento de los espacios domésticos y rituales que
en conjunto formaban parte de su complejo paisaje prehistórico característico
de esta región.
Su principal atractivo turístico, son los más de 12,000 petroglifos que lo
convierten en verdadera zona monumental del norte de México, no solo por su
extensión y cantidad de elementos arqueológicos, sino porque sus antiguos
habitantes fueron comunidades de muy reducido número que subsistieron a
perpetuidad de la cacería pesca y recolección a diferencia de las complejas
sociedades del sur del país.